top of page

Equidad y el equilibrio dinámico

El arte de dar lo justo y avanzar sin cerrar el corazón, la capacidad de reconocer y honrar las diferencias individuales para ofrecer a cada ser lo que realmente necesita.


Últimamente, he comenzado a sentir con más claridad un tipo de equidad que no se define por la teoría, sino por lo que mi cuerpo y mis vínculos me muestran. Una que no exige, que no se desborda, que no se sacrifica en nombre del amor o de un resultado profesional.


Me doy cuenta de que estar en equidad en una relación —sea amorosa o de trabajo— es permanecer en ese lugar donde ambas partes pueden encontrarse sin forzar. No es darlo todo. Es dar lo necesario. Lo justo. Y reconocer que eso “justo” incluye que el otro también tiene que dar un paso. No por obligación, sino por conciencia, por presencia, por reciprocidad.


En su esencia más profunda, la equidad implica un equilibrio dinámico entre dar y recibir, entre sostener y soltar, entre incluir y poner límites. Es una forma de sabiduría que respeta el ritmo de cada alma y el movimiento natural de la vida.


Hay un punto en el que una se da cuenta de que ha intentado todo. Que ha dicho las cosas de mil maneras. Que ha sostenido el espacio con cuidado y amor. Y que aun así, la otra parte no responde, no se mueve, tal vez porque no puede, o porque aún no sabe cómo. Y entonces algo dentro cambia. Ya no empujas. Ya no insistes. Te quedas en tu línea de equidad, sabiendo que desde ahí puedes tomar decisiones que cuiden tu energía, tu claridad y también al otro.


En una pareja, eso puede significar retirarte con amor, y volver a ti.


En un equipo profesional, puede implicar abrir caminos nuevos, aun si eso significa dejar a alguien atrás. No como castigo, sino como una forma de respetar sus tiempos sin frenar los tuyos.


Es fácil caer en la trampa de seguir insistiendo, de pensar que “si lo explico mejor, lo logrará ver”. Pero la equidad también es humildad: aceptar que hay personas que simplemente no pueden ver, no porque sean malas o desinteresadas, sino porque no tienen aún las herramientas internas para hacerlo. Algunas viven en modo defensa, donde todo es un posible ataque.


ree

Entonces, ¿Qué puedo hacer yo?


Hacerme consciente. Reconocer que esa forma de relación ya no me nutre. Y con respeto, continuar. Como si dejara al otro en el “banquillo”, no para excluirlo, sino para no arrastrarlo a un juego que no puede (o no quiere) jugar.


¿Y cómo avanzar cuando una persona no ve lo que la situación requiere?


Tal vez la clave está en no detenerte. En continuar caminando desde tu claridad, sin esperar a que todos lleguen a la misma visión al mismo tiempo. Pero también sin cerrar del todo la puerta.

Porque aunque hoy no puedan ver —quizás porque no saben cómo, o porque su historia aún los envuelve en niebla—, eso no significa que estén excluidos del todo.


Avanzar con equidad puede implicar dejar a esa persona “en el banquillo”, no como castigo, sino como una pausa amorosa. Como quien dice: “Aquí seguiré, construyendo lo que sé que es posible. Si un día te despiertas y puedes ver, el camino estará abierto para ti, aunque quizá distinto”.


También es un acto de lealtad hacia una misma. Es honrar la claridad interior que ha madurado con el tiempo, sin exigir que el otro vea lo que aún no puede ver. Es comprender que el amor verdadero no se aferra, sino que ofrece espacio. Así, el banquillo no es un lugar de exclusión, sino un umbral de posibilidad: un lugar desde donde, tal vez, un día, el otro elija entrar al juego con nuevos ojos. Mientras tanto, seguimos jugando, no por obstinación, sino por fidelidad al alma que nos guía.


Estar presente en la realidad tal como es, sin resistencia, y sin cerrar el corazón.


Aceptar profundamente lo que es —cuando lo que es, duele o decepciona— no es resignación. Es de una gran sabiduría, una rendición que requiere coraje. La equidad, en este sentido, no es pasividad. Es una firmeza amorosa que se sostiene en la claridad interior, y no en el control del resultado.


Es abrir caminos sin clausurar el corazón.



Vilassar de Mar , 25 de Juny de 2025

 
 
 

Comentarios


bottom of page