Los vínculos que elijo: una guía del alma para amar y relacionarme desde la conciencia
- silviandreun
- 24 may
- 2 Min. de lectura
Cuando aprendí a decir sí con el corazón abierto, y no con el alma alineada.
A lo largo de mi camino —como mujer, como terapeuta, como ser en evolución constante— he llegado a reconocer algo esencial: los vínculos son espejos, campos de crecimiento y santuarios sagrados… o pueden ser espacios de desgaste silencioso cuando no hay consciencia, reciprocidad ni intención clara.
Este post no es solo sobre relaciones de pareja. Es sobre relaciones auténticas, esas que nos sostienen, nos despiertan, nos confrontan con amor y nos reflejan la parte más luminosa y más vulnerable de quienes somos.
Con el tiempo, he creado una brújula interna: una lista de “sí” que alimentan mi alma y “no” que protegen mi integridad. No como reglas, sino como actos de presencia y verdad.
Mis SÍ innegociables
Lo que anhelo, merezco y ofrezco en cualquier vínculo con alma.
Sí a la ternura.
Sí a que mis anhelos importen y sean acogidos con sensibilidad.
Sí a sentirme inspirada por el otro, a crecer juntas, a expandirnos.
Sí a una comunicación que vaya más allá de lo cotidiano: hablar de lo que nos preocupa, de nuestras fantasías, sueños, locuras… abrirnos sin juicio.
Sí a lo que fortalece la intimidad: escuchar sin corregir, hablar sin miedo, mostrarse sin reticencia.
Sí a una presencia real, estable, que no huya cuando aparecen los desafíos emocionales.
Sí a sentirme segura: a saber que el otro no va a desaparecer.
Sí a relaciones con intención clara, elegidas y cuidadas.
Sí al humor, la alegría, la ligereza.
Sí a cuidarnos en lo cotidiano y en lo profundo.
Sí a compartir una energía viva y propia del vínculo.
Sí a un amor o amistad abundante, que me dé perspectiva, que me catapulte hacia delante.
Sí a vínculos donde ambas personas sean vistas, reconocidas y valoradas.
Mis NO sagrados
Límites conscientes que cuidan mi verdad y mi energía.
No a la indiferencia emocional.
No a la superficialidad disfrazada de cercanía.
No a quedarme donde no hay reciprocidad.
No a relaciones sin raíz ni dirección.
No a callarme lo esencial para no incomodar.
No a relaciones que desaparecen cuando algo se vuelve profundo o desafiante.
No a cargar sola el vínculo.
No a los juegos emocionales disfrazados de amor.
No a las promesas vacías o fantasías no compartidas.
No a apagar mi verdad para sostener la de otro.
No a seguir por lealtad a lo que fuimos si lo que somos hoy ya no respira.
Esto no es un filtro para rechazar. Es una declaración de amor hacia mí y hacia la forma en que quiero vincularme con el mundo. Es una invitación a quienes, como yo, buscan relaciones que no se sostienen en el miedo, sino en la verdad compartida.
Porque no todo vínculo profundo necesita ser romántico: la amistad verdadera, las relaciones de colaboración y el encuentro humano auténtico también merecen consciencia, presencia y alma.
¿Y tú?
¿Cuáles son tus “sí” innegociables?
¿Dónde necesitas un “no” que te devuelva a ti?
Te leo, si quieres compartir.
Con amor,
Sylvia
Vilassar de mar, 24 de maig de 2025




Comentarios