Nada que hacer
- silviandreun
- 30 mar 2024
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 31 mar 2024
Es un día especial, estoy de camino hacia Ibiza junto a mi familia en el ferry. Nos disponemos a disfrutar unos días juntos, lejos de las distracciones de la vida cotidiana, para reconectar con la idea que nos unió.
Hoy me he despertado con una sensación única, una energía que me llena por completo. En mi mente, aparece la imagen de un majestuoso olivo, esos árboles que últimamente han capturado mi atención. Recuerdo especialmente el último que vi en la masía de Mas Miro, en Mont-roig del Camp. Solo al observar su imponente tronco, podías intuir todo lo fundamental que había experimentado, todas las experiencias acumuladas a lo largo de los años. Era como si sus raíces estuvieran conectadas con la esencia misma de la vida, y sus ramas contuvieran grabadas historias de tiempos pasados y presentes.

Esa imagen del olivo me inspira en este día de viaje hacia Ibiza. Me recuerda la importancia de mantenernos arraigados a nuestras raíces, de valorar nuestras experiencias y de seguir creciendo y floreciendo, incluso en los momentos más desafiantes. Estoy llena de gratitud por tener a mi familia a mi lado en este viaje, compartiendo este momento de conexión y reflexión en un entorno tan especial como el mar Mediterráneo.
Durante los últimos años, he estado experimentando un crecimiento personal como nunca lo había hecho. Vivir en sintonía con un alma afín me ha llevado a experimentar cada día de formas nuevas y emocionantes, llevándome a reevaluar y explorar lo que realmente deseo de cada día y de mi vida en general. Esta experiencia me ha empujado a analizar profundamente lo que verdaderamente quiero en cada momento y a sentir que tengo la oportunidad de vivir y experimentar la vida de una manera única, la mía.
La mente a menudo me juega malas pasadas cuando intento evaluar de manera lineal y racional el camino que he recorrido hasta llegar al punto en el que me encuentro. Personalmente, he pasado la última década inmersa en un proceso de autoconocimiento y en la búsqueda del fundamento de mi existencia- tal como lo explica Sergi Torres-. Este viaje interior me ha llevado a ampliar mi perspectiva y a acceder a una gran cantidad de información sobre mí misma y sobre el mundo que me rodea.
A lo largo de este camino, he aprendido que podemos experimentar, sentir y reevaluarnos constantemente, buscando siempre aquella manera de ser y de vivir que esté más alineada con nuestra esencia. Para mí, esta manera de vivir en paz es aquella que me permite abrir mi corazón, que me brinda tranquilidad y esa sensación de respirar en armonía con el universo.
Es un proceso continuo de aprendizaje y crecimiento en el que cada experiencia, cada emoción y cada encuentro nos brinda la oportunidad de acercarnos un poco más a comprender quiénes somos realmente y cuál es nuestro propósito en este mundo. Cada paso que damos nos enseña algo nuevo sobre nosotros mismos y sobre la vida en general.
A medida que seguimos creciendo y evolucionando, es importante recordar el cultivar la gratitud por el mismo viaje que hemos emprendido y por todas las lecciones que hemos aprendido en el camino. Esta actitud nos ayuda a mantenernos conectados con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea, y nos permite seguir avanzando con confianza y amor en nuestros corazones.
Estoy aprendiendo a confiar y a sentir realmente que el mundo que veo es tal como soy hoy, que el mundo que estoy viendo es reflejo de lo que necesito experimentar ahora. En lugar de querer huir de ello, me quedo con la incomodidad de experimentarla abrazándola de lleno. Este es el camino en el que todo se desarma rápidamente.
Cuando me encuentro con una imagen en el exterior que no comprendo y me disgusta, reconozco que es una proyección mía, una prueba para ver las cosas desde una nueva perspectiva y entender lo que necesito superar y transformar.
Con humildad, reconozco que soy luz y que todo lo que experimento externamente es una manifestación de mi propia creación. Está diseñado para enseñarme las lecciones que aún debo aprender en mi camino hacia la expansión de mi consciencia, que considero el objetivo fundamental de mi vida.
Cuando identifico ese aspecto que la experiencia me recuerda que debo transmutar, doy gracias por la imagen y por el momento que me permite reconocer esa herida o área que aún no he comprendido por completo. A medida que acumulo más información y herramientas, me siento más capacitada para mirar con comprensión y transformar esa experiencia hacia el amor.
Desde este punto, cuando surgen desacuerdos o malentendidos en mi día a día al compartir mi vida con otros, lo veo como una oportunidad para reconsiderar si quiero abordar las situaciones de manera diferente. Lo que sí noto es que elijo reaccionar de manera distinta a como lo hacía hace unos años: relativizo las cosas y acepto que lo que se manifiesta es una oportunidad para aprender algo que quedó pendiente en el pasado. Ahora se presenta una nueva oportunidad para abordarlo de forma diferente.
Para mí, la clave está en realizar constantemente un ejercicio de introspección para encontrar desde mi serenidad la mejor versión de mí que me lleva a un mayor entendimiento y claridad de forma natural y sin necesidad de forzar nada.
Es maravilloso experimentar esta sensación de libertad y confianza, donde la presión desaparece porque todo está bien tal como es. Tengo la libertad de decidir qué hacer con lo que se me presenta, incluso la posibilidad de no hacer nada.




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